MANIFIESTO DEL DÍA MUNDIAL PARA LA NO
DISCRIMINACIÓN
El 1 de Marzo se celebra el Día Mundial para la No discriminación
(Zero Discrimination Day) Proclamado por la Asamblea General de
las Naciones Unidas el 1 de diciembre 2013, y que este año 2016
se conmemora con el lema “Haz escuchar tu voz”, con el que se
pretende dar especial importancia a la visibilización de las minorías
discriminadas como herramienta para combatir la discriminación.
La conmemoración de este día nace de la premisa de que “Todos
los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos”
como reconoce el artículo I de la Declaración Universal de
Derechos Humanos; por tanto no se debe tolerar que ninguna
persona sufra discriminación por sexo, origen racial o étnico, edad,
opiniones y creencias, enfermedad, discapacidad, orientación
sexual o identidad de género, o cualquier otra circunstancia
personal o social. En palabras del Secretario General de la ONU
Ban Ki-moon "La discriminación es una violación de los derechos
humanos y no debe quedar sin respuesta".
Uno de los mayores desafíos con los que nos enfrentamos
actualmente es desarrollar adecuadamente políticas de gestión de
la diversidad, por lo que en las últimas décadas la no discriminación
y el reconocimiento de la diversidad se han convertido en un
elemento fundamental de las políticas socialistas.
Porque la prohibición de discriminación es un derecho, un derecho
subjetivo protegible judicialmente, y que para su efectividad
necesita del compromiso de los poderes públicos en la prevención y
erradicación de toda clase de discriminación, ya no solo la que se
manifiesta como un ataque al derecho individual a la igualdad, sino
también en su vertiente colectiva como impone nuestra Constitución
en su artículo 9.2, reafirmando la igual dignidad humana de las
personas y el universal reconocimiento de los derechos humanos
protegidos en el artículo 10 de la Constitución.
En este sentido, último Gobierno socialista en España convirtió el
objetivo de la igualdad de trato y de oportunidades entre toda la
ciudadanía en uno de los temas centrales de su agenda y
ambicionó en todo momento luchar por una sociedad decente, esto
es, una en la que las instituciones no humillaran a las personas
sujetas a su autoridad y donde no se permitiera que los ciudadanos
lo hicieran entre sí.
Aún resta mucho por hacer porque las discriminaciones son una
realidad social difícil de erradicar y con una gran capacidad de
mutación en una sociedad cada vez más diversa. Además, crecen
los delitos de odio, aquellos que tienen por víctimas a personas que
han sido seleccionadas por móviles de intolerancia (racismo,
xenofobia, islamofobia, aporofobia, antisemitismo, homofobia,
transfobia…) El hecho es que el fenómeno de la discriminación
todavía no es demasiado conocido en demasiados ámbitos. La
invisibilidad social de las discriminaciones es patente en todos los
estudios y número significativo de discriminaciones no son
percibidas como tales por sus víctimas.
Los informes más relevantes sobre esta materia, como el
Eurobarómetro de octubre de 2015 sobre discriminación en la UE,
muestran que en España el 16% de las personas encuestadas
indica haber experimentado alguna forma de discriminación o acoso
en los últimos 12 meses, que tan solo el 41% de las personas
encuestadas señala conocer sus derechos en caso de ser víctima
de discriminación o acoso y un 75% se muestra de acuerdo con la
idea de que se deberían introducir nuevas medidas en nuestro país
para aumentar el nivel de protección de los grupos en riesgo de
discriminación.
También está muy extendida la idea, en sectores conservadores de
la sociedad, de que las políticas antidiscriminatorias son caras,
sobre todo en época de crisis, y que tiene como únicos
destinatarios a los miembros de las minorías especialmente
protegidas. Se trata de dos tópicos tan extendidos como falsos. El
éxito de la lucha contra la discriminación requiere fondos, sin duda,
aunque quizá no tantos como se piensa, pero el fracaso de tal lucha
resultaría más caro, en forma de segregación social y de exclusión.
El Partido Socialista sigue firmemente comprometido con la
elaboración de una Ley de Igualdad de Trato y no discriminación
que establezca claramente un marco general de las políticas
antidiscriminatorias e incorpore a nuestro ordenamiento elementos
tan esenciales para combatir la discriminación como la Autoridad
contra la discriminación o la inversión de la carga de la prueba,
propuesta que se complementa con la creación de fiscalías
especializadas contra la discriminación y una propuesta seria,
potente y coherente de política criminal contra los delitos de odio
que incluya el estudio y seguimiento del fenómeno, su prevención,
la atención a las víctimas y, por supuesto, la sanción.
Conviene recordar que las diferentes minorías discriminadas
conforman la mayoría de la población, sin olvidar que la gran
mayoría de la población será objeto de discriminación en alguna
ocasión a lo largo de su vida. Por ello consideramos necesario
impulsar una serie de políticas antidiscriminatorias que abarquen
ámbitos tales como la no discriminación racial o étnica, la no
discriminación por discapacidad, medidas que garanticen la
igualdad efectiva de lesbianas, gais, transexuales, bisexuales e
intersexuales o que impidan la discriminación por edad, creencias,
convicciones u opinión, y aquellas que se producen por razón de
enfermedad.
El Partido Socialista reitera su compromiso frente a la
discriminación y apuesta por seguir desarrollando políticas que
permitan alcanzar el objetivo de “cero discriminación” impulsado por
Naciones Unidas para este día.
1 de marzo de 2016.